¿Qué más le preguntamos a Pelé?
*Tres periodistas barranquilleros estuvieron con el Rey del fútbol y fueron treinta minutos en la que preguntas iban y las respuestas venían. *Esto sucedió en Curazao, en 1984.
Por WILLIAM VARGAS LLERAS
El mencionar su nombre era, sin señal a equivocación, indicativo de que muchas personas aparecieran de inmediato. Ya fuera en las grandes Metrópolis o en cualquiera vereda de este planeta tierra. Y ahora muchas más con las redes sociales. Y es que cuando era adolescente generó interés, el mismo que atrae a los niños un árbol con sus frutos maduros. Su nombre completo: Edson Arantes do Nascimento, pero fue abreviado, simplemente, con el de Pelé.
Fue tal la penetración orbital de su apodo que el ser más alérgico al deporte, y en especial al fútbol, cuando escuchaba la palabra Pelé, de inmediato sabía de quién le estaban hablando. Él, nació el 23 de octubre de 1940 en Tres Corazones, estado de Minas Gerais, Brasil. Lo de Pelé, según Jorge, un tío suyo, procede porque su sobrino tenía un estilo de juego parecido al de ´Bilé´, un arquero que jugó con su papá. Pero, con el tiempo, el apodo, quedó modificado al de Pelé. y al que más tarde sería considerado O Rei del Fútbol. En sus inicios, en la categoría infantil, sus compañeros lo ubicaban en la portería, porque si le permitían estar en otra posición no le daba la oportunidad al equipo rival de tocar el balón. Así de sencillo.
En el año 1984 del Siglo XX, en mayo, exactamente, el equipo Junior de Barranquilla fue invitado a participar en un cuadrangular amistoso en Curazao, una isla ubicada en el sur del Mar Caribe y, junto con Aruba y Bonaire, forma parte de las islas A,B,C (Antillas de Sotavento). El entonces patrocinador del conjunto colombiano, la cadena de hotel Concorde, facilitó esta participación internacional. También fueron convocados el Santos de Brasil, en el que Pelé desarrolló casi toda su carrera; un combinado de Venezuela y una selección del país anfitrión. Yo tenía en ese entonces sólo tres años de pertenecer a la sección deportiva del periódico El Heraldo. Una tarde, uno de los gerentes, Alberto Mario Pumarejo, Q.E.P.D. ingresó al segundo piso de la edificación, que era ocupado por la redacción, para preguntar ¿Quién de la redacción deportiva tiene el pasaporte al día? En vista que ninguno de los tres compañeros míos respondía, yo solo alcancé a levantar el índice derecho. El gerente, un afiebrado por el fútbol, en especial por el Junior, respondió ¡Alistate!, te vas mañana, a las 10 a.m. con el Junior para Curazao! El grito de admiración no se hizo esperar por el resto de la redacción. “Coronó el que menos está atrás del Junior”. De inmediato se inició la petición de regalos, pero ninguno mostró el dinero, en este caso, los dólares.
El amplio hall del aeropuerto Hato, de Curazao, estaba despejado, a las 11 de la mañana. En cuestión de segundos, tras anunciarse por los altavoces el aterrizaje del avión de la KLM, pareciera que hubieran esparcido miel en el piso para que aparecieran las abejas. En esta oportunidad el gentío. En ese vuelo venía Pelé, suficiente para que la algarabía fuera general. Él, fue uno de los últimos en descender, levantó su brazo derecho, lo agitó, dejando ver de inmediato una amplia sonrisa. ¿Para qué fue eso? Cuando ingresó al terminal aéreo, aficionados y periodistas lo abordamos. Los pocos agentes de seguridad resultaron insuficientes. Pelé, ni se inmutó. Solicitó calma. “No hay problema, pregunten”, insistió en portugués.
Lo que se inició en el pasillo central del aeropuerto con el paso de los minutos y el arribo cada vez más de curiosos nos fueron, sin estar programado, llevando contra una puerta, a una oficina de la terminal. Pequeña, de dos por tres metros. Inicialmente ingresamos a los empujones unos ocho periodistas, de Colombia, Brasil y Curazao. Y al final, después de veinte minutos quedamos sólo cuatro colombianos: Alberto Mercado Tapia, de RCN radio, Óscar Forero Jaramillo, de la emisora Mar Caribe, el reportero gráfico Pedro Anchila, fallecido, y el suscrito, los dos por El Heraldo. Y quién dijo miedo. Preguntas iban y respuestas venían por parte del Rey.
PRIMER MUNDIAL
Recordó el nervio que le invadió en su primer mundial de fútbol, con solo 17 años, en Suecia, 1958, cuando comenzó a deslumbrar al mundo; las patadas y codazos de sus rivales, las gambetas como desquite, lo que provocaba los aplausos de los miles de asistentes. Del lleno en el estadio Romelio Martínez, de Barranquilla, para verlo jugar con su equipo Santos, frente al Junior, compromiso que finalizó 3 a 3, en enero de 1967.
¿Pero qué hacía especial a Pelé en el campo de juego? Sin lugar a dudas él se convirtió en la referencia del jogo bonito de su país. Debutó con el Santos cuando tenía 15 años. Jugaba al fútbol sin respetar las leyes de gravedad. Así como avanzaba con gran velocidad, con el balón pegado a sus pies, de igual manera se levantaba para cabecear en el área chica, para sorpresa de sus marcadores. Tal como lo hizo cuando le marcó el primer gol a Italia en la final del Mundial de 1970. También llegó el recuerdo de su “gol de los cuatro sombreros”, en 1959, con el Santos, tras superar en el salto a cuatro contrarios- Tenía 19 años.
Al final, en Curazao, Junior empató 0-0 con Venezuela, le ganó al conjunto isleño, y con Santos, debido a una gresca solo se jugó el primer tiempo. El estadio había sido adecuado, porque era para jugar béisbol. Y cuando los jugadores ingresaban al túnel para buscar los camerinos, se generó una gresca entre ellos. Puños y patadas iban y venían. Había rasquiña, porque en un partido de Copa Libertadores el Junior le ganó a Santos allá en su casa. El segundo tiempo no se jugó y el encuentro finalizó 0-0.
DE BRASIL PARA EL MUNDO
Cuando Pelé debutó con el club Santos, marcó un gol. Eso lo catapultó a la gloria, con ese equipo militó hasta 1974, tras conquistar dos copas Libertadores, dos Intercontinentales, cinco copas Brasil y una decena de torneos paulistas. Y su no presencia en un conjunto de Europa se debió a que el Gobierno de Brasil lo declaró tesoro nacional, lo que llevó a Santos a celebrar partidos amistosos alrededor del mundo. Sin embargo, tras anunciar su retiro se vinculó al onceo Cosmos de Nueva York, con el que aseguró un millonario ingreso, lo que provocó la fiebre por el fútbol en los Estados Unidos. Su retiro del balompié no podía ser de un modo diferente: un amistoso entre Cosmos y Santos, el 1 de octubre de 1977, a los 36 años, ante 75 mil espectadores. Él jugó un tiempo con cada equipo.
Le pregunté si había sentido la soledad que le atribuyen a las personas famosas. Levantó la cara y sonriendo respondió: “Nunca me he sentido solo. Eso, por fortuna, no me ha sucedido por ahora, y ojalá nunca me suceda”. Se divirtió en la cancha, pateaba potente con las dos piernas y jugó hasta de arquero.
Como futbolista le atribuyen 1.283 goles, de los cuales 767 fueron en partidos oficiales, para un promedio de 0,9 gol por juego. Lo cual es extraordinario. Manejaba de manera asombrosa la visualidad del campo de juego. Y, sobre todo, en anticiparse a las pretensiones de sus rivales con el balón. Para los que no lo consideran aún como el Rey, sostienen que el fútbol de entonces era totalmente diferente al actual. Se jugaba a un ritmo más lento, menor intensidad, jugadores con las cualidades de Pelé contaban con más espacio. Los creadores tenían más tránsito libre por la cancha. La preparación física no estaba tan desarrollada como la actual mientras que los defensas la patada más “decente” la daban en la yugular. Ellos no entraban a quitar el balón sino los tobillos del rival. Pelé fue una víctima de esa violencia inmisericorde en el mundial de 1966, el único evento en que compitió y no ganó. El desquite fue en los años 58,62 y 70. Fue nombrado Atleta del Siglo por el Comité Olímpico Internacional, COI, en 1999, a pesar de que nunca compitió en esas justas. Y, para no olvidar, en el considerado el mejor Mundial de Fútbol para muchos, México 1970, fue el primero que fue retransmitido en color por la televisión. Aunque nos insistió que nunca había soñado con ser presidente de Brasil, el mandatario Fernando Henrique Cardoso, en 1990, lo nombró ministro de Deportes. Y también fue noticia fuera de las canchas.
Tuvo trascendencia mundial su negativa de reconocer una hija. Tras un largo proceso en los tribunales perdió el alegato, ya que su paternidad le fue comprobada tras un examen de ADN. Y el caso generó polémica porque la joven murió de cáncer en 2006, cuando, además, había incursionado en la política. Ese, que volvió mítico el número 10, con el significado de ser el número del crack, el único en ser elegido mejor atleta del siglo en dos décadas distintas, que llevó el fútbol a rincones olvidados y, por tanto, fue el gran embajador del fútbol mundial, estuvo con Mercado Tapia, Forero Jaramillo y Vargas Lleras. Respondió con agrado cada inquietud, nos dejó en un momento a los tres mirándonos entre sí. Sin saber qué más preguntarle. También estuvieron en Curazao en la nómina de periodistas de Barranquilla, Hugo Illera, Luis Alberto “Cheo” Feliciano, Q.E.P.D. y Lao Herrera. Tras la actuación con Santos en el 67, estuvo años después en Barranquilla, traído por su patrocinador de entonces, Pepsi Cola. Pelé murió el 29 de diciembre de 2022, en el hospital Israelita Albert Einstein, en Sao Paulo, Brasil, a la edad de 82 años, después de una larga batalla contra un cáncer de colon. Sus hijos fueron Edson Cholbi Nascimento y Joshua Nascimento.
PARECE QUE FUE AYER
Mercado Tapia, nacido el 8 de mayo de 1960, en San Juan Nepomuceno, Bolívar, dejó conocer su inclinación por la narración deportiva a los 18 años de edad, cuando desde el techo del colegio José Eusebio Caro narraba los partidos de bola e´trapo, voleibol y baloncesto que efectuaban durante el recreo sus compañeros. En el 67 llegó a Barranquilla. En la radio su referente fue el fallecido narrador Édgar Perea Arias, considerado por muchos como el mejor. Hace 32 años labora en RCN radio. Se graduó de comunicador social en la Universidad Autónoma. El pasado 15 de junio cumplió 40 años de casado con Pastora Minerva Coronado, unión que tiene como sus grandes tesoros a Andrés Alberto y Mario Andrés, y al que llaman un hijo del “corazón”, Camilo Andrés Pérez Tovar.
“Esa experiencia en Curazao con Pelé fue ¡Mundial!. Y si algo me llamó la atención de esta figura fue su sencillez. La humildad, no parecía que fuera la referencia mundial del fútbol. Eso me marcó”.
“Pelé dejó un gran legado. Siempre hizo énfasis en la juventud, en el apoyo que debía brindárseles a los niños y a las niñas. Mientras estén estudiando y haciendo deporte es difícil que caigan en el mundo de las drogas. Insistió que siempre hay que darle la oportunidad de surgir a los jóvenes. Eso, de seguro, nos garantiza un mejor mundo”. Y cuando le pregunté sobre qué pensaba del doping atinó a decir que en el trascurso de su carrera deportiva no había visto que un atleta malo, por el hecho de consumir drogas prohibidas se hubiera vuelto bueno. O viceversa”.
Cuando le interrogué sobre que algunos consideraban al argentino Diego Armando Maradona como el gran ídolo, sonrió y ripostó: hay reyes de todos los colores en el fútbol. No hay problema por eso, cada cual escoge al que más le gusta.
LA HUMILDAD EN PERSONA
Óscar Forero Jaramillo pertenece una familia periodística. “En Curazao, además de Pelé, tuvimos la oportunidad de hablar con Rivelino, Clodoaldo y Jairzinho, y pedir más era señal de desagradecimiento con la vida. Ellos también hicieron parte de la constelación de estrellas de Brasil-70”.
“William, ahora que estamos reviviendo lo sucedido en Curazao, resalto que los periodistas colombianos nos comportamos como unos pelaítos cuando tienen al frente una golosina. O estrenando juguete. Soltamos las preguntas una tras otra, quizás por el temor de que Pelé se levantara de pronto y dijera ¡hasta aquí. Lo juzgamos a priori. Nos pusimos mentalmente en una contrarreloj. Qué equivocados. Él nunca amagó con irse. Le hicimos las preguntas que quisimos. Su endiablado dribling, que empleaba con éxito en la cancha, ni siquiera se asomó en esta conferencia de prensa. En esos 35 minutos no hizo alarde de Rey del fútbol”.
“Cuando hicieron el anuncio del KLM yo no sé cómo llegué hasta la escalera del avión. Yo, prácticamente, le di la bienvenida a Curazao al Rei. Se portó como un conocido de nosotros, los periodistas. Ojalá que las figuras que surgen en la actualidad, no sólo en el fútbol sino en todos los frentes de la vida, se comportaran igual. Los jugadores de ahora son de los empresarios, quienes solo piensan en el marketing, en lo comercial. Él, Pelé, se portó como un caballero”, insistió Forero Jaramillo.
Óscar, 68 años, de cuya unión con Mylene hay dos hijos: Juan Pablo y Giovanni, insistió “Le concreto, cada respuesta suya iba a acorde a su comportamiento. Pelé fue la humildad en persona”.
Castell y su foto
En el Junior militaban entonces Dulio Miranda, Pedro Blanco, Esteban Pogany, Óscar Bolaño, Tony Salja, Edgardo Bauza, Omar Alfredo Galván, Carlos Ischia, Mario Coll, Kiko Barrios, Fernando Fiorillo, Didí Valderrama, Amín Bolívar, Javier Castell, William Rico, y el técnico José Varacka, argentino. Una anécdota la protagonizó una joven promesa del Junior, Javier Castell López, admirador número uno de Pelé. Y esa oportunidad no la iba a dejar escapar así por así. Las piernas le temblaban. Persiguió por toda la cancha a su ídolo para obtener el mejor testimonio: una foto.” A Pelé lo custodiaban cinco gigantes de dos metros de estatura, cada uno. No dejaban que uno se le acercara. A mí me ayudó en esa misión de la foto el profesor Varacka, que en paz descanse. Hice realidad mi sueño en la inauguración del cuadrangular, el miércoles 30 de mayo de 1984”, apuntó Castell. Se resalta que en Colombia fue tal su admiración que el estadio de Villavicencio lleva su nombre.
Lo único que nos faltó preguntarle fue ¿por qué no jugó en la luna?