
“No es por un pasaporte, es por la soberanía de Colombia”
•Hoy, en medio de una supuesta “crisis” por la expedición de pasaportes, se revela lo que por años estuvo oculto.•La renuncia de la Canciller Laura Saravia no fue por un simple desacuerdo técnico.
Por ORD
Cali 8 de junio de 2025. Por décadas, los colombianos hemos vivido bajo el control silencioso de quienes, sin presentarse a elecciones, gobiernan en las sombras a través de contratos, algoritmos y sistemas que nadie audita. Hoy, en medio de una supuesta “crisis” por la expedición de pasaportes, se revela lo que por años estuvo oculto: una empresa privada, Thomas Gregg & Sons, ha manejado a su antojo no solo nuestros documentos, sino nuestros derechos.
La renuncia de la canciller Laura Sarabia no fue por un simple desacuerdo técnico. Fue el resultado de una decisión profunda del gobierno del cambio: poner fin al poder absoluto de una empresa que, como bien lo ha dicho el presidente Gustavo Petro, representa una amenaza para la democracia. Porque no se trata de un contrato más, se trata de quién controla la identidad de los colombianos, nuestros datos, nuestra biometría y hasta nuestros votos.
•Porque no se trata de un contrato más, se trata de quien controla la identidad de los colombianos. •Entonces, la pregunta no es por qué Petro les quitó el contrato.
Esta empresa no solo imprime pasaportes. También administra el software electoral, el sistema de cedulación, la logística de elecciones, la facturación electrónica y los movimientos migratorios. Lo sabe todo de ti. Maneja tu nombre, tu cara, tu firma, tu huella y hasta la urna a la que vas a votar. Es el Estado sin ser el Estado. Un poder que nadie eligió, pero que te gobierna con datos.
¿Sabías que la misma base de datos biométrica que se usa para los pasaportes se cruza con la del día de elecciones? ¿Sabías que el software que se usa para contar los votos también es de Thomas Gregg? ¿Sabías que ellos han sido los únicos proponentes en muchas licitaciones estatales, porque los pliegos se hacen a su medida? Thomas Gregg ha logrado convertir el poder técnico en dominación política. Son la encarnación del viejo orden: conectados con expresidentes como Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos, figuras como Noemí Sanín, embajadores y exministros. No necesitan fraude; tienen redes, favores, contratos y códigos fuente cerrados.
Entonces, la pregunta no es por qué Petro les quitó el contrato. La verdadera pregunta es: ¿cómo dejamos que una sola empresa privatizara nuestras instituciones por tanto tiempo? ¿Cómo permitimos que fueran ellos quienes definieran quién somos, cómo votamos y qué datos nos definen como ciudadanos?
El presidente Petro ha dicho basta. Y por eso hoy lo atacan. Porque ha tocado intereses muy grandes. Porque está rompiendo el pacto silencioso entre la oligarquía y el contratismo técnico. Porque ha dicho que el Estado debe recuperar el control de su soberanía digital y documental.
Los que hoy hacen escándalo por los pasaportes no dijeron nada cuando el país se endeudaba hasta el cuello, cuando se privatizaban hospitales, cuando se entregaban redes eléctricas, cuando se repartían notarías entre clanes políticos. Pero ahora sí se escandalizan porque el Estado colombiano quiere imprimir sus propios pasaportes. Hipócritas.
•No te confundas. Si hoy hay ruido, es porque al gobierno del cambio está tocando donde más duele. Y eso es señal de que vamos por buen camino.
En países como Alemania, Brasil, Canadá o India, es el Estado el que maneja los documentos, los datos y las elecciones. Solo en Colombia una empresa privada lo hace todo. Y eso no es democracia. Eso es dependencia.
Esta pelea no es solo por un contrato. Es por el futuro. Es por el derecho a confiar en nuestro sistema. Es por la transparencia, la soberanía y la dignidad de un país que ha decidido cambiar.
Queremos el cambio, no para cambiar nombres, sino para cambiar estructuras. Y eso incomoda. Porque hay quienes se enriquecieron controlando el Estado como si fuera su finca. Porque hay quienes creen que el pueblo solo puede votar, pero no gobernar.
A esos intereses les decimos: no más. El cambio no se detiene por una renuncia. Se fortalece con cada mentira que cae, con cada verdad que se dice y con cada ciudadano que abre los ojos.
No te confundas: si hoy hay ruido, es porque el gobierno del cambio está tocando donde más duele. Y eso es señal de que vamos por buen camino.
Porque esta vez no se trata solo de un pasaporte. Se trata de Colombia. Se trata de ti.